Empecé mi aventura en Cracovia un par de días antes de la inauguración del festival y empezó la cosa entre nubes, frío y aguanieve. Y más frío.
El primer día estuve visitando por mi cuenta los puntos más turísticos de la ciudad. Pedí un mapa en la oficina de turismo y me puse a andar. Maravilloso, si le quitamos el temporal. Es una ciudad con mucha historia que contar, muchos monumentos para visitar y muchas calles que recorrer. La primera impresión fue muy buena, y los polacos seguramente tienen parte de culpa. Ellos, todos, muy amables y la verdad que hablan mejor inglés de lo que me esperaba. El segundo día unas amigas mías polacas vinieron a visitarme y aprovecharon para hacer turismo por la ciudad conmigo ya que para ellas también era la primera vez en Cracovia.
El festival suele convocar a sus invitados a partir del tercer día de festival, cuando empieza la sección de competición, lo mismo pasa con los traductores. Todos venían a partir del tercer día y yo como llegué antes de la competición asistí a todos los eventos de los dos primeros días sin entender ni mu. Todo fue en polaco. Todo. Suerte que en todas las inauguraciones se suele decir lo mismo y pude ir deduciendo un poco de lo que hablaban. Una vez empezada la competición, conocí a Lukasz, crítico de cine y también miembro del jurado FICC. Raj, editor de cine y miembro de la “Kathmandy Film Society” llegaría dos días tarde debido a problemas con el visado y los suizos. (Nunca hubiera imaginado los problemas que uno puede llegar a tener para venir de Nepal a Europa si no me lo hubiera contado Raj). Nuestro jurado no recibió los cortometrajes por adelantado como el jurado general, por eso tuvimos que asistir a todos los pases y al finalizar cada uno nos reuníamos para discutir sobre lo que habíamos visto para ir escogiendo nuestros favoritos y descartando los otros. Al final de cada pase había unos minutos de preguntas y respuestas con algunos de los directores de los cortometrajes que también fueron invitados por el festival, eso nos ayudó bastante para entender ciertos cortos, sobre todo los más abstractos y surrealistas. Además fui la única del jurado que pude asistir al encuentro de directores que hicieron entre semana y la verdad que aprendí mucho y me ayudó bastante para conocer el mundo de los estudiantes de cine el cuál no conocía para nada. Fue muy enriquecedor. Cuando Raj llegó pasamos horas comentando todos los cortometrajes e intentando escoger solo uno. Para el premio que nuestro jurado otorgaba no había ni menciones especiales ni segundo ni tercer premio. Solo querían un ganador.
Tras horas de cortometrajes, reuniones, eventos culturales paralelos, workshops, encuentros de directores y comidas con los representantes del festival llegó el último día de la competición y la esperada entrega de premios y la también esperada por muchos, fiesta de despedida. Primero vinieron los agradecimientos, a todos, organizadores, colaboradores, patrocinadores, voluntarios, invitados y demás. Luego vinieron las palabras de representantes del festival y de la ciudad y por fin los premios. Empezaron dando los premios de la competición Etiuda. Le otorgamos el premio Don Quijote, a Ella. Un cortometraje de Ronen Ishai de Israel sobre una mujer de cuarenta años que lucha contra un cáncer de mama y muestra cómo se mueve el mundo a su alrededor. Un cortometraje que habla con delicadeza pero sin rodeos sobre un tema serio y a veces tabú como es el cáncer de mama. Cuando tuvimos que escoger el ganador creo no tuvimos demasiados problemas para escoger Ella para el premio.
Quisiera felicitar otra vez a Ronen, quien tuve la oportunidad y el placer de conocer durante el festival y a su equipo. Y felicitar y agradecer también a todos los que trabajaron para el festival y a toda la organización.
A Martha y a Agniezska quienes estuvieron pendientes y siempre a disposición de todos los invitados incluida yo y que se preocuparon más que una misma cuando un esguince vino a mí durante el festival. También a todas las voluntarias que me ayudaron a subir y a bajar las muchas escaleras en muletas. Gracias. Dziękuję.
También saludo a Lukasz y a Raj. A Pablo, Zibi, Mehmet, Nikolai, Omar, a Or, a Christian, al otro Christina, Ali… a las intérpretes y a todas aquellas personas que pasamos horas y horas compartiendo techo, comidas, tés y fiesta. Creo que echaré de menos a más de uno. Espero que pueda volver a vivir otra experiencia así pronto.
El primer día estuve visitando por mi cuenta los puntos más turísticos de la ciudad. Pedí un mapa en la oficina de turismo y me puse a andar. Maravilloso, si le quitamos el temporal. Es una ciudad con mucha historia que contar, muchos monumentos para visitar y muchas calles que recorrer. La primera impresión fue muy buena, y los polacos seguramente tienen parte de culpa. Ellos, todos, muy amables y la verdad que hablan mejor inglés de lo que me esperaba. El segundo día unas amigas mías polacas vinieron a visitarme y aprovecharon para hacer turismo por la ciudad conmigo ya que para ellas también era la primera vez en Cracovia.
El festival suele convocar a sus invitados a partir del tercer día de festival, cuando empieza la sección de competición, lo mismo pasa con los traductores. Todos venían a partir del tercer día y yo como llegué antes de la competición asistí a todos los eventos de los dos primeros días sin entender ni mu. Todo fue en polaco. Todo. Suerte que en todas las inauguraciones se suele decir lo mismo y pude ir deduciendo un poco de lo que hablaban. Una vez empezada la competición, conocí a Lukasz, crítico de cine y también miembro del jurado FICC. Raj, editor de cine y miembro de la “Kathmandy Film Society” llegaría dos días tarde debido a problemas con el visado y los suizos. (Nunca hubiera imaginado los problemas que uno puede llegar a tener para venir de Nepal a Europa si no me lo hubiera contado Raj). Nuestro jurado no recibió los cortometrajes por adelantado como el jurado general, por eso tuvimos que asistir a todos los pases y al finalizar cada uno nos reuníamos para discutir sobre lo que habíamos visto para ir escogiendo nuestros favoritos y descartando los otros. Al final de cada pase había unos minutos de preguntas y respuestas con algunos de los directores de los cortometrajes que también fueron invitados por el festival, eso nos ayudó bastante para entender ciertos cortos, sobre todo los más abstractos y surrealistas. Además fui la única del jurado que pude asistir al encuentro de directores que hicieron entre semana y la verdad que aprendí mucho y me ayudó bastante para conocer el mundo de los estudiantes de cine el cuál no conocía para nada. Fue muy enriquecedor. Cuando Raj llegó pasamos horas comentando todos los cortometrajes e intentando escoger solo uno. Para el premio que nuestro jurado otorgaba no había ni menciones especiales ni segundo ni tercer premio. Solo querían un ganador.
Tras horas de cortometrajes, reuniones, eventos culturales paralelos, workshops, encuentros de directores y comidas con los representantes del festival llegó el último día de la competición y la esperada entrega de premios y la también esperada por muchos, fiesta de despedida. Primero vinieron los agradecimientos, a todos, organizadores, colaboradores, patrocinadores, voluntarios, invitados y demás. Luego vinieron las palabras de representantes del festival y de la ciudad y por fin los premios. Empezaron dando los premios de la competición Etiuda. Le otorgamos el premio Don Quijote, a Ella. Un cortometraje de Ronen Ishai de Israel sobre una mujer de cuarenta años que lucha contra un cáncer de mama y muestra cómo se mueve el mundo a su alrededor. Un cortometraje que habla con delicadeza pero sin rodeos sobre un tema serio y a veces tabú como es el cáncer de mama. Cuando tuvimos que escoger el ganador creo no tuvimos demasiados problemas para escoger Ella para el premio.
Quisiera felicitar otra vez a Ronen, quien tuve la oportunidad y el placer de conocer durante el festival y a su equipo. Y felicitar y agradecer también a todos los que trabajaron para el festival y a toda la organización.
A Martha y a Agniezska quienes estuvieron pendientes y siempre a disposición de todos los invitados incluida yo y que se preocuparon más que una misma cuando un esguince vino a mí durante el festival. También a todas las voluntarias que me ayudaron a subir y a bajar las muchas escaleras en muletas. Gracias. Dziękuję.
También saludo a Lukasz y a Raj. A Pablo, Zibi, Mehmet, Nikolai, Omar, a Or, a Christian, al otro Christina, Ali… a las intérpretes y a todas aquellas personas que pasamos horas y horas compartiendo techo, comidas, tés y fiesta. Creo que echaré de menos a más de uno. Espero que pueda volver a vivir otra experiencia así pronto.
